Diles que me perdonen.
Estaba a punto de morir apedreada y no tenía 23 años sino 14. No me imaginaba que la investigación de la historia de Asha pudiese contener mayores proporciones de maldad, de injusticia y animalidad. Espero y deseo que este caso no quede impune. Intento recordar ahora a Mukhtar Mai, la mujer pakistaní violada por varios hombres para reparar una falta de su hermano. Mirad la expresión de su rostro.
Asha no tiene expresión, no tiene rostro, no tiene vida.
Asha no sólo murió víctima. Nació víctima ya.
Gracias otra vez a Lali Cambra por ahondar en la historia de Asha.
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