Las mujeres Clara Campoamor estuvimos en la protesta contra la feria de vientres de alquiler el sábado 6 de mayo.

Madrid       
El tema de los  vientres de alquiler es uno de los  debates abiertos que ocupa y preocupa a las feministas.

 La mercantilización del cuerpo, una vez más, llega a una de sus máximas expresiones cuando se utiliza a las mujeres-la mayoría pobres- para saciar el ansia de tener descendencia de otros que pueden pagar.

 No queremos que se legalice esta práctica patriarcal que, como dice Ana de Miguel, nos recuerda al concepto de vasijas que defendía Aristóteles cuando hacía referencia a las mujeres embarazadas; el sabio consideraba que era el hombre el verdaderamente importante aportando su semilla. 
Los argumentos que defiende el pensamiento liberal que defiende la legalización son dos: la libertad de las mujeres y el deseo de quienes quieren comprar al bebé. El primer argumento es falso, la mayor parte de las mujeres se ven obligadas a vender a su bebé; el deseo de quienes lo compran es un concepto capitalista ligado a la posesión de la riqueza:quien tiene dinero, puede. Ellos lo quieren convertir en un derecho.
No podemos consentir que medie un contrato mercantilista, sin garantías, ya que las mujeres embarazadas no se pueden volver atrás, ni abortar, ni arrepentirse.
La legalización supondría un triunfo del patriarcado liberal capitalista, un paso atrás para nuestro país y el menoscabo de los derechos de las mujeres.
Allí estuvieron nuestras compañeras, protestando una vez más contra los vientres de alquiler y apoyando a la asociación No Somos Vasijas.
 

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