Con nuestros medios



La Asociación de Mujeres de Orihuela Clara Campoamor manifestamos nuestra preocupación por la forma en que se está produciendo en nuestro municipio el debate sobre el aborto. El hecho de que algunos medios no cuenten con todas las voces y argumentos en lo que se refiere a la interrupción voluntaria del embarazo es lo que nos mueve a decir públicamente lo que pensamos.

La ciudadanía tiene derecho a escuchar todas las opiniones si la finalidad de un debate es la de argumentar diferentes puntos de vista con respecto a un tema para así fomentar el respeto y la cultura democrática.

La AMOCC defendemos la libertad de las mujeres para decidir sobre su maternidad. Porque NADIE puede ni debe intervenir en las circunstancias personales íntimas y circunstanciales que obligan a tomar decisiones sobre la interrupción o continuidad de un embarazo.

Recordamos a la ciudadanía que ya existía una ley, insuficiente, pero ahí estaba que daba posibilidad de abortar en determinados supuestos. Es por lo que nos sorprende este debate, creado, pensamos, artificialmente. De la deficiencia de la ley anterior habla la humillación sufrida por las mujeres ante el acoso y las denuncias a determinadas clínicas por determinados grupos antiabortistas. Hemos vivido agresiones a la intimidad y libertad de las mujeres y algo así no puede suceder en una sociedad democrática.

La demagogia empleada al equiparar una persona a un óvulo fecundado y, en consecuencia, pasar a considerar el aborto como un asesinato no tiene justificación intelectual. Un óvulo siempre es portador de vida, por lo que con esta peregrina teoría estaríamos negando ésta (la vida) con cualquier método anticonceptivo, métodos que suponemos aplican por los resultados que observamos. Si un óvulo fecundado es una persona, entonces un huevo es una gallina, o una nuez un nogal. Habrá que suponer que aquellas personas que dicen respetar la vida en potencia se abstendrán de comer huevos o nueces.


La Iglesia es muy libre de decidir qué es o no pecado y su feligresía de acatar los dictámenes de su iglesia. Pero estamos en un Estado de Derecho democrático y laico y exigimos, de una vez por todas, que separen creencias de legislación o delito de pecado.


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